¿Cuanto nos ahorramos al vapear?

¿Cuanto nos ahorramos al vapear?

A día de hoy existen muchas incógnitas acerca del cigarrillo electrónico por parte de muchos sectores: ¿se puede fumar en lugares públicos?, ¿es dañino para nuestra salud?, ¿por qué ha tenido tanto éxito?, etc. pero si de algo no hay duda alguna es del ahorro que nos supone su uso en vez de los cigarrillos tradicionales.

Siempre se ha dicho que fumar es muy dañino para nuestra salud y que además es caro, y es bien cierto. Aparte de lo perjudicial que es para nuestro cuerpo (está más que demostrado que los cigarrillos lo son), lo es también para nuestro bolsillo. Si tomamos como ejemplo una persona que fuma una cajetilla de tabaco al día y calculamos lo que se gasta en un año, obtendríamos la siguiente cifra: 4,75€/cajetilla x 365 días/año = 1.733,75€ al año.

Esta cifra, además, va en aumento cada año ya que por norma general el gobierno tiende a aumentar los impuestos derivados del tabaco en mucho mayor medida que el IPC.

Si hacemos la comparación con lo que se gasta un vapeador veremos que la comparación es odiosa. Un vapeador medio, consume un bote de 50ml de e-líquido cada 3 semanas. Si tenemos en cuenta que Enspirar vende los botes de 50 ml a 6,50€, obtenemos el siguiente gasto en e-líquidos al cabo de un año: 6,50€/líquido / 3 semanas = 2,16€/ semana. Si estos 2,16€/semana los multiplicamos por 52 semanas que tiene un año obtenemos 112,66€.

Es decir, un vapeador medio se gasta 112,66€ en líquidos al año. A este importe le podríamos añadir 6 baterías/año (a 8€ cada una) y la inversión de un kit, que sería de aproximadamente 20€. El gasto total seria de 112,66€ + (6 baterías x 8€) + kit (20€) = 180,66€.

Es decir, un vapeador se gasta 180,66€ al año, mientras que un fumador se gasta 1.733,75€. En otras palabras un vapeador ahorra 1.553,09€ al año respecto a un fumador tradicional o un fumador tradicional gasta prácticamente 10 veces más en cigarrillos que un vapeador en vapear.

Vemos por lo tanto que no hay paralelismo alguno entre los gastos de un fumador y los de un vapeador. No hay discusión posible en este ámbito para determinar que vapear es infinitamente más barato que fumar.

Si a este ahorro le añadimos que se puede vapear en muchos lugares públicos y que sus efectos dañinos sobre nuestro organismo son a priori mucho más leves (o inocuos) que los cigarrillos tradicionales, no existen razones de peso para que el mercado siga creciendo y vaya ganando más y más adeptos. Más aún si tenemos en cuenta que el precio de los cigarrillos electrónicos ha ido a la baja desde que hicieran su aparición en el mercado, debido al aumento de la productividad. Todo producto que es lanzado por primera vez al mercado, tiene un coste de fabricación bastante elevado, pero a medida que su producción va creciendo, su coste marginal va bajando. Cuanta más cantidad se produce, menor es el coste por unidad. Es por este motivo que el precio de los cigarrillos electrónicos, si el mercado sigue creciendo, irá bajando gradualmente.